miércoles, enero 02, 2008

Adios Melita




Ay!!!!!
No es fácil comenzar el año, aun siendo feliz con mi esposa y familia, cuando se pierde la compañía y alegría de alguien a quien amas. Ayer 1 de Enero de 2008, a las 11 horas, mi amada abuelita materna, la Melita para sus nietos e hijos, dejó este plano para ornar el gran oriente celestial, como dicen los masones, para reencontrarse con Dios según los cristianos (católicos o no), después de muchos años de sufrir por la partida de mi mamá, mi abuelito (su compañía por casi 50 años) y mi primo Giovanni o Gigi para los que le queríamos. Melita, después de tus años de diabetes con tus desórdenes alimentarios, en 2007, te pasó la cuenta y desarrollaste una insuficiencia portal hepática, presentaste várices esofágicas, que cada vez que hacías desórdenes comiendo tu queso frito de cabra o comidas condimentadas se predisponían a la ruptura. Ayer por fin descansaste, y según me dijo mi esposa Teresa tu cara era de felicidad, la misma que irradiabas cuando nos recibías.
Voy a extrañar abrazarte, decirte que te quiero, tus canas, tus justificaciones para tu enfermedad (si uno se tiene que morir igual me decías y te reías), los ricos platos que nos cocinabas, esas recetas de pan amasado, cazuelas, carne al jugo, tallarines que tanto nos gustaban. Cómo me gustaría abrazarte por última vez y decirte que donde quiera que estés sé que serás feliz porque te lo mereces, que el día de sol que tuvimos y el que tendremos hoy es señal de que Dios ya te acogió por tu cariño, afecto y amor sin límites, que fuiste una gran mujer, abuela y madre, una buena hermana y que ante todo fuiste tú, Melita.
Te quiero mucho y aunque se me haga difícil verte partir, no quiero ser egoísta, porque mi pena es por tu partida física, pues estoy feliz de verte al fin descansando y gozando del infinito amor de Dios junto a mi mamá la flaquita amada, mi recordado tata con quien teníamos esas conversaciones que más allá de nieto-abuelo fueron de dos grandes amigos que se conocieron por años, y mi primo Giovanni, además del angelito que ya teníamos desde 1978, mi hermano Miguel Ángel.
Disfruta de la eternidad y gracias por el regalo que fuiste para nosotros durante tus 79 años.
Te quiere tu nieto Adolfo.